Tener un negocio exitoso y alcanzar el estilo de vida soñado son dos objetivos que con dificultad se entrecruzan, pues habitualmente se cree que posicionar una empresa, marca, productos o servicios, sobre todo aquellas que están comenzando su trayectoria en el mercado, requiere más horas de trabajo y menos tiempo libre para el disfrute de la vida personal.
De hecho, la mayoría de las referencias tradicionales que tenemos de grandes empresarios dirigiendo sus negocios competitivamente nos ha convencido de que todo gran emprendimiento requiere de años de sacrificios personales que convierten al dueño en ‘el mejor empleado de su propio negocio’, pues su propósito por hacerlo rentable, productivo y exitoso implica renunciar a actividades afuera del plano comercial, dejando de lado aspectos personales de su vida, como su salud, su pareja o su familia. En otras palabras, no hay un balance entre el éxito profesional y la felicidad individual.
Como fundadora y mentora de líderes y dueños de negocios, he visto recurrentemente que emprendedores atraviesan por esta crisis de sentirse abrumados, estancados y sin tener certeza de qué hacer para ganar el ritmo deseado de crecimiento en su negocio, sin que implique aún más estrés y largas jornadas de trabajo, del hacer mucho y no lograr los resultados que sí se quieren. Una de las principales conclusiones en el acompañamiento que ofrezco, es que la mayoría no tienen claridad sobre cómo liderar su negocio o se dieron cuenta de que lo que hacían antes ya no funciona en cierta etapa de su empresa, lo que termina desmotivándolos por falta de resultados.
Solo el 5% de los dueños de negocios establecidos logran construir una empresa que sea el soporte del estilo de vida que realmente quieren. Esto se debe a una combinación de factores profesionales, como los distintos retos que surgen en la administración de un negocio, el manejo estratégico de un equipo de trabajo o atravesar los cambios propios del mercado, y desafíos personales como situaciones financieras, problemas de salud física, crisis emocionales o de pareja, entre otros aspectos.
En esta década se hace aún más necesario integrar las mentalidades, hábitos y herramientas de personas súper productivas y felices para superar, en una mejor versión, los continuos retos que se les presentan a los dueños de negocio. Además, a la meta de crecimiento de un negocio la limita el nivel de preparación de su líder, por lo que -como resalto en mis conferencias- es necesario que los dueños de negocios estén aprendiendo de un ecosistema de valor que también tenga efectos positivos en función de un mejor estilo de vida, como poder tomar vacaciones o desconectarse de su jornada completamente, sin sentir ansiedad ni estrés por no estar al mando.