Cuando hablamos de pensionarse, pensamos en tener una vida tranquila en los años dorados, una vida sin preocupaciones y sin afanes. Ya tuvimos que haber ahorrado lo suficiente para no preocuparnos por la parte financiera y haber pensado que no dependeremos económicamente de nuestros hijos ni de ninguna persona para subsistir dignamente antes de que nos llegue la hora final.
Sin embargo, la cultura actual y la llegada de la pandemia cambio esta forma de pensar y de actuar, según cifras de Asofondos hay cerca de 3 millones de adultos mayores no que reciben ningún tipo de ayuda para su vejez. Esto se debe a que los jóvenes no tienen en su mente y en su programa de vida, “el ahorro para una vejez digna”. La vida puede durar poco o tal vez lo que Dios nos haya destinado. Lo que si es cierto es que la mayoría de personas llegamos a un estado de edad adulta, donde depender económica y físicamente de otra persona se vuelve una pesadilla. Como no sabemos el día, ni la hora de la muerte, es recomendable tener un ahorro que nos garantice que si llegamos a la vejez podamos vivir tranquilamente sin afanes financieros.
El ahorro pensional es necesario y aún más desde muy temprana edad, es recomendable empezar ahorrar para estos días de edad adulta, desde el primer empleo que tengamos, hasta el último y si logramos poder hacer un fondo de pensión voluntaria que aumente el capital del obligatorio, o invertir de una manera sabia el ahorro, seguramente seremos en un futuro unos hombres y mujeres maduros con solvencia económica e independientes. Y nuestros años dorados pasarán de ser una carga emocional a un estado de tranquilidad y felicidad.
Ser adulto mayor es una etapa de la vida, de las más agradables que podamos vivir. Podemos hacer cosas que antes no hacíamos por estar consiguiendo una casa propia, un carro, un dinero para la universidad de nuestros hijos, mantener solida una empresa y otras responsabilidades que la misma sociedad nos exige para vivir una vida plena y sin preocupaciones financieras.
Ya pensionados tenemos ganas de caminar tranquilamente a las 10 o 11 de la mañana, leer un libro en una agradable hamaca, reunirnos con nuestros amigos de la misma edad y hacer las cosas que nos gustan. ¿Pero qué tal si cambiamos esa mentalidad de ahorrar toda la vida y empezamos ahorrar desde ya para que esa vida tranquila y sin preocupaciones no sea de viejos sino de edad madura donde todavía podamos viajar, tengamos ojos para leer y disfrutar jóvenes de nuestros nietos? Esto solo lo hace posible un ahorro temprano, dejando a un lado la nueva cultura que nos dice ¡viva el hoy sin pensar en el mañana! Porque las personas optimistas, creemos que abra un mañana feliz de la mano de Dios y que gracias a la sabiduría financiera que nos dio El señor de señores, solo dependeremos de Él, y nuestra vida habrá sido bien vivida desde el principio hasta el final, disfrutando del fruto de nuestro trabajo y esfuerzo.
¡Joven, ahorra ahora y vive un mañana feliz de la mano de Dios!