Hoy es un nuevo día, donde Dios nos enseña que el valor de la vida es el amor. Qué el hombre en su vanidad dejo a su familia por ir detrás del dinero y del poder. Cosas efímeras que perdieron su valor ante la llegada de un virus donde los bienes materiales no importan, porque nada ni nadie más que Dios salvará nuestras vidas.
El manual de instrucciones de los creyentes en Dios, nos muestra en Mateo 24 que lo que vivimos ya Dios lo había predicho: “Oirás de guerras y rumores de guerras, se levantará nación contra nación, vendrán pestes, hambres y terremotos” y todo esto será el principio, porque se ha multiplicado la maldad. Pero el evangelio se predicará en todo el mundo y toda rodilla se doblará ante la majestad de Dios. Estos días malos se acortarán si el hombre se arrepiente.
La pandemia, nos trajo incertidumbre, cada día que pasaba esperábamos guardados en casa que pasará el hoy y transcurrían los días donde el buscar a Dios era la prioridad de muchos, que aún teníamos la esperanza que la ira de Dios pasará rápido y todo volviera a la normalidad. La primera lección de nuestro maestro celestial: “Amarás al señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma”.
El compartir tanto tiempo con los hijos, los esposos, los abuelos, los nietos nos llevó a convivir en un ambiente donde nos teníamos que adaptar a cada una de las personalidades y aceptarnos como somos sin querer cambiarnos, sino en pensar en cambiar primero nosotros para después dar a los demás lo mejor de cada uno. La segunda enseñanza: “Amarás al prójimo como a ti mismo“.
El tener cuidado extremo de la población vulnerable como nuestros padres y nuestros abuelos, permitió que agradeciéramos a Dios tenerlos con vida y con salud y poderles recompensar todo lo que una vez hicieron por nosotros. Tercera enseñanza: “Honrarás a padre y Madre”.
Tres grandes mandamientos no difíciles de cumplir, pero si olvidados por el afán de la vida, por buscar un futuro incierto que solo lo sabe Dios, por quedarnos en las banalidades y no darle importancia a lo más valioso que Dios nos dio: “La familia”.
Solo amarnos unos a otros, es todo lo que Dios pide de nosotros, no más guerras, no más envidias, no más contiendas, no más violencia, es hora de buscar a Dios y valorar la vida como una joya preciosa que Él nos dio y cuidar el planeta como un regalo divino que nos otorgó para gobernar sobre él, no para matarlo y destruirlo.
Si no aprendemos de esta lección el Sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor y las estrellas caerán del cielo y Dios hará un nuevo cielo y una nueva tierra donde borrará al hombre por su mala administración de ella.
¡El tiempo de Dios está cerca, búscale y le hallarás!
Vicky Rodríguez
Directora
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