Este año, es el año de grandes transformaciones en el modelo de negocios, producción y comercialización debido a la tecnología; año en el que las empresas tendrán que empezar a cambiar su forma de manejar su recurso más valioso “el personal trabajador” y pensar más en el ser humano que produce, que en la máquina que puede manejar el empleado, como un factor que haga la diferencia en su negocio.
La nanotecnología, los drones, la impresión 3D, la realidad virtual y aumentada y la inteligencia artificial, ameritan una mente inteligente que pueda manejar una transformación industrial, que evoluciona no solamente la economía, sino, que exige un cambio en la forma de hacer el trabajo.
Estos cambios ameritan que los empleadores renueven su forma de trabajar y retribuir a los empleados, exigiéndoles también cambiar y aumentar sus habilidades blandas, donde prime el compromiso, la lealtad, el amor al trabajo y el compañerismo. Solo mediante una red humana de valores se podrá crecer en un ambiente de inteligencia automatizada.
La era de la transformación empresarial ha llegado y es ahí, donde el ser humano sin distinción de género o de edad, se deberá identificar con el ADN de la empresa a través del amor al trabajo y al entorno.
El empleador por su parte, tendrá que adaptarse a una generación de trabajadores que exigen más tiempo familiar y social, y a crear espacios de trabajo más abiertos con horarios más flexibles.
Las empresas deben cambiar también la forma como se relacionan con los consumidores y adaptarse a una cultura digital, ágil, rápida y segura, que otorgue confianza a la hora de hacer negocios.
Se pronostica que el ser humano podrá vivir mejor, gracias a los avances tecnológicos, que le ahorraran tiempo y dinero, por tanto, tendrá que fortalecer más, su relación espiritual y centrarse en lo más importante que tiene todo ser humano: “su familia y su vida”. La era de la tecnología continúa avanzando y con ella un futuro incierto para la humanidad, lo que nos acercará más a Dios, con el fin de que se cumpla un nuevo pacto, donde toda lengua le confesará y toda rodilla, se doblará ante su majestad.
Vicky Rodríguez
Directora
vickyr@revistaempresarial.com