Con un nivel de bancarización en América Latina que no supera el 55% de la población económicamente activa, el año 2020 y la pandemia de COVID-19 que nos sorprendió a todos, supuso un gran reto para las sociedades y los gobiernos en torno a gestionar, aparte de los principales problemas de salud pública generados, cosas tan cotidianas como ir de compras al supermercado o a comprar un café y disponer de medios de pagos masivos y fáciles de manejar que estuvieran al alcance de las necesidades y dinámica del momento.
Actualmente, hay casi 1.100 Fintech en los países que lideran el movimiento Fintech en nuestra región: Brasil y México, dos grandes países con un mercado que, en conjunto, supera los 237 millones de personas se encuentran a la cabeza de la carrera con unas 490 y 250 empresas, respectivamente; los sigue Colombia, Argentina y Chile con un número importante de 130, 120 y 82 startups que están trabajando en el desarrollo e implementación de soluciones innovadoras que han permitido abrir paso a nuevas herramientas que ofrecen a ese importante sector cautivo de población sin acceso a herramientas para manejar sus recursos y optar por opciones de financiamiento. En total, los montos de inversión y capital recaudado por estas iniciativas empresariales superan ya los 8.100 millones de dólares, con perspectivas de crecimiento sostenido.
Los efectos generados por la pandemia de 2020 podrían verse como un catalizador, pero se trata más bien de la profundización del resultado de un esfuerzo detallado y constante que se ha ido adaptando a la dinámica social que impone las necesidades y expectativas de la gente. Aun cuando la situación del COVID-19 ha sido un elemento evidentemente acelerador, ya se venía reflejando una tendencia clara hacia la digitalización financiera y la aplicación de tecnologías innovadoras. Según datos aportados por la Superintendencia Financiera de Colombia, en 2019 el 43% de la población bancarizada usó el canal móvil (teléfono) para operaciones bancarias monetarias y no monetarias; durante el período de cuarentena los colombianos movieron más de 10,6 billones de pesos a través de transacciones por internet. Según cifras que maneja el Banco Mundial, se espera que para el año 2025, en América Latina, casi el 85% de la población maneje teléfonos inteligentes. La única herramienta necesaria para que una persona disponga de alguna de las soluciones digitales que ofrecen la mayoría de las fintech es precisamente esa, un teléfono inteligente.
¿Qué esperar de 2021?
En el nuevo contexto que se ha venido generando, me enfocaré en 3 verticales sobre las cuales se verá mucha actividad y desarrollo de las fintech que hacen vida en Latinoamérica, y son:
- La “APIficación” de la industria del comercio electrónico y minorista, esto exigirá la capacidad de lograr una interoperabilidad entre la cadena de comercialización e, incluso, de distribución, interviniente.
- Unión de la banca tradicional/fintech, como un nuevo negocio: la agilidad que ofrecen las fintech, y la solidez, trayectoria y experiencia del sector financiero tradicional puede ofrecer un potencial importante de cara al usuario final. Recientemente, el Banco Davivienda y Rappi han requerido una licencia para funcionar como una entidad financiera en Colombia, con el fin de constituir y operar un nuevo establecimiento de crédito nativo digital.
- Blockchain & Crypto: esta tecnología servirá de forma transversal en el sistema financiero como una gran herramienta para lograr la conjunción de desarrollos que permitan una mayor y mejor interoperabilidad entre los diferentes sistemas de las fintech y las instituciones bancarias/financieras, así como el manejo y procesamiento inteligente de transacciones y datos que generarán nuevos casos de uso para servicios financieros masificados que hoy resultan inviables por los niveles de costos relacionados con los sistemas tradicionales.