Mientras que el Gobierno estima que en 2020 la economía colombiana se contraerá un 5.5%, Fedesarrollo ha pronosticado que dicha contracción oscilará en un rango entre el 2.7% y el 7.9%. Según el exviceministro general de hacienda Andrés Pardo una contracción económica superior al 5.5% sería la peor de los últimos 100 años del país. Mientras tanto, la Superintendencia de Sociedades ha previsto que fruto del impacto económico que ha traído la pandemia del Covid-19, el número de empresas que se acojan al régimen de insolvencia puede aumentar entre un 65% y un 110%. Según la misma superintendencia entre más pequeña la empresa, más expuesta está a encontrarse en situación de insolvencia.
Ante un escenario tan potencialmente perjudicial, en procura de su viabilidad, las empresas se continuarán viendo obligadas a aplicar recortes en la mayor medida posible. Paradójicamente, para evitar contingencias que hagan que la cura resulte más cara que la enfermedad, los empresarios se ven enfrentados al dilema de tener que gastar grandes cantidades de dinero en varios frentes, incluso en abogados, para aplicar algunas de esas medidas de ahorro. Sin embargo, así como le ocurrió a Blockbuster con Netflix, desde hace ya algunos años la disrupción tecnológica ha transformado a muchas industrias, generando fricción con las empresas dominantes, en beneficio de los consumidores de bienes y servicios, sean empresas o individuos. En el caso de la industria legal, en el primer mundo el modelo de facturación por horas de los abogados se encuentra seriamente amenazado por los nuevos modelos de negocio que implementan tecnologías novedosas para atender de manera eficiente y rentable a los clientes descartados por la oferta de valor de las firmas dominantes tradicionales.
A nivel mundial se conoce como Legaltech la tecnología que se pone en pro de eficientizar la prestación de los servicios legales por parte de abogados, y como Lawtech aquella tecnología cuyo propósito es apoyar, complementar o reemplazar los métodos tradicionales a través de los cuales se prestan los servicios legales al cliente final. Hasta ahora las firmas tradicionales se han servido del Legaltech para aumentar su eficiencia y en beneficio de su rentabilidad. Pero es a través del Lawtech que los consumidores de servicios legales han accedido a los beneficios de reducción de costos y tiempos de producción que trae el involucramiento de la tecnología en los servicios legales.
La revolución del Lawtech está llegando al país a través de nuevas compañías como JUZTO.co, una plataforma web de soluciones legales automatizadas de alta calidad para personas, empresas y emprendimientos. A través de dicha tecnología y metodología de autogestión guiada y asistida, los usuarios pueden obtener entregables legales personalizados según la realidad de sus necesidades de forma rápida, conveniente y eficiente, acortando sus costos y tiempos de producción de manera considerable. Así, para la fecha de publicación de este artículo JUZTO.co cuenta con un catálogo de más de 25 productos que van desde documentos gratuitos como una cuenta de cobro, o una carta de retiro de cesantías, hasta productos pagos que oscilan entre $30.000 y $200.000, y van desde un contrato laboral hasta el registro de una marca o la elaboración de una tutela por violación del derecho a la salud. Donde adicionalmente las soluciones automatizadas se complementan con una oferta de servicios de firmas de abogados tradicionales que anuncian de entrada la forma en que le será cobrado al cliente, la fecha de entrega del entregable contratado, y los documentos que deben ser suministrados por el cliente para que la firma de abogados pueda iniciar su labor.
¿A qué se debe la paradoja de gastar para ahorrar?
Hasta ahora el modelo de producción y negocio de los servicios legales, ha sido el mismo desde hace un siglo, donde el factor de producción de un entregable es predominantemente humano, y a diferencia de muchas otras industrias, el recurso comerciado ha sido el tiempo de los profesionales involucrados en cada labor, cobrado a una tarifa incremental por el nivel de experiencia y conocimiento del abogado involucrado.
Al margen del costo, el solo proceso de la contratación de los abogados es un proceso complejo pues requiere que las agendas de los abogados y el cliente coincidan, para que el cliente pueda poner de presente su necesidad, y que luego de unos días de estudio la oficina de abogados pueda presentar su propuesta. Generalmente cuando el cliente la recibe no entiende la mitad de lo que dice ahí, y tampoco entiende por qué le están cobrando tanto. Cuando finalmente se produce la aceptación de la propuesta han transcurrido una cantidad de días que bien podrían haberse utilizado en pro del objetivo perseguido por el cliente. Pues ahora, para obtener el entregable, faltan los días que necesitan los abogados desde que empiezan a trabajar y hasta que el entregable pasa a través de sus diferentes filtros de revisión y finalmente es socializado con el cliente. Irónicamente, este proceso lento y robusto de producción no garantiza que el entregable se encuentre libre de errores sencillos como el número de identificación que no pertenece a la persona que se está identificando, lo cual puede traducirse en que el documento pierda la característica de ser exigible judicialmente. Y si en la operación que el cliente tiene como propósito hay una contraparte, el mismo proceso tendrá que ser repetido.
¿Cuál es la alternativa?
Como ha ocurrido en otras industrias, la tecnología llegó para quedarse, cambiando el mercado y permitiendo que tanto los clientes inconformes con el esquema actual como aquellos que antes eran descartados por no ser rentables de atender, ahora accedan a una amplia oferta de servicios de calidad que mayoritariamente reemplazarán aquellos servicios que venían siendo satisfechos bajo el modelo clásico. Inclusive cuando se trate de una operación demasiado compleja o sui generis, una buena plataforma de Lawtech como JUZTO.co, mínimo podrá ser utilizada para obtener un borrador en un proceso que toma 10 o 20 veces menos tiempo que bajo el modelo de producción clásico.
En Estados Unidos LegalZoom, es la compañía líder de este tipo y lleva más de 15 años de operación, empezando su operación a través de call centers y encontrándose hoy valorada en más de Dos Mil Millones de Dólares. Mientras que según su página de internet Rocket Lawyer (la compañía que le sigue a LegalZoom en tamaño), ha creado más de 40 millones de documentos legales y ha registrado más de siete millones de empresas.
Para entender cómo algo que parece tan inalcanzable, lejano y complejo, como un servicio legal de alta calidad puede ver tan reducidas las barreras de entrada para su adquisición, además del estado actual de la tecnología, debe tenerse en cuenta que ello es posible debido a que una parte importante de las horas facturadas por las firmas de abogados no corresponden a un valor agregado sino obedecen a: (i) las horas que se le cargan al cliente por el documento base (de cero costo para el abogado, pues hace parte de su archivo) desde el cual se empieza a trabajar el entregable solicitado por él, y (ii) a tareas sistemáticas y repetitivas que son adelantadas manualmente por paralegales y abogados junior. Para el Lawtech dichas tareas resultan ampliamente susceptibles de ser automatizadas en un ahorro de tiempo y dinero que se traslada en beneficio del cliente.
Estando ya la tecnología al servicio del público, a Colombia le queda el reto de dejar a un lado el tabú de que lo legal solo puede ser entendido por personas vestidas de forma elegante, que hablan en términos sofisticados y a quienes se les dice doctor. Pues en palabras de John Maynard Keynes, “La dificultad radica no tanto en desarrollar nuevas ideas, sino en cómo escapar de las viejas.”
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