El sector asegurador ha sido fundamental para la sociedad. De hecho, el crecimiento y desarrollo económico se ha dado, en buena medida, gracias al respaldo de los seguros. Sin embargo, tradicionalmente, la industria aseguradora ha sido reactiva y sus soluciones surgen tiempo después de que se desarrollen las actividades económicas.
En un mundo tan cambiante, tal posición puede atentar contra su relevancia y vigencia: se hace necesario evolucionar de la reactividad a la proactividad y la anticipación, para acompañar al cliente en su transformación y propiciar su adaptación a las circunstancias que genera un entorno complejo y veloz.
Actualmente, las personas y organizaciones deben identificar y gestionar riesgos y tendencias, con el fin de optimizar las oportunidades e incertidumbres que estos representan.
Frente a este desafío, se ha desarrollado en los últimos tres años el modelo de Gestión de Tendencias y Riesgos (GTR), como respuesta proactiva para identificar oportunidades y riesgos, a partir de una visión estructurada del entorno.
De la interacción entre las fuerzas de la sociedad, el medio ambiente y la tecnología, siempre presentes, surgen fenómenos que conforman las mega- tendencias —grandes cambios políticos, económicos, sociales, ambientales o tecnológicos— , que influencian la vida de las personas y el curso de las empresas.
La comprensión de estas transformaciones y conectarlas a las necesidades básicas de los seres humanos, que trascienden el tiempo y el espacio —afecto, libertad, protección, entre otras—, facilitan entender las nuevas preferencias y estilos de vida. Así, se pueden ofrecer soluciones que apalanquen a personas y a empresas en lograr sus objetivos, en medio de las nacientes incertidumbres.
En ese contexto, las aseguradoras debemos repensar el negocio en función de interpretar lo que necesitan los clientes. Se trata de evolucionar conceptualmente, ofrecer soluciones y potenciar capacidades para crear bienestar y competitividad. En ese entendido, por ejemplo, no se trata de ofrecer un seguro para vehículo, sino de asegurar la movilidad; ya resulta insuficiente proteger los activos de la empresa, debemos asegurarnos de fortalecer su competitividad.
El desafío para las aseguradoras es seguir siendo relevantes y estar donde, cuando y como lo requieran los clientes.