En los últimos años hemos visto como los países han diseñado distritos de innovación, desde el emblemático Silicon Valley, hasta ejemplos locales como Ruta N en Medellín o laboratorios de prototipado corporativos en grupos financieros, universidades, entre otros; todos con la intención de diseñar espacios y crear opciones de futuro, unicornios y respuestas innovadoras. Ninguno mejor que otro, cada cual pertinente en su contexto con las capacidades del entorno y conectado con el propósito de su origen.
Ahora, si regresamos a la esencia, los laboratorios son un espacio seguro que la ciencia crea para despejar incertidumbres y encontrar datos que permitan mejorar la calidad de las decisiones, esto a través de la experimentación como método para arriesgarse, aprender del proceso y enfocarse en los resultados.
Desde mi experiencia en Compensar, una empresa que nació hace 43 años con un ejercicio de diseño en el que sus fundadores hicieron un experimento social y en co-creación con los usuarios construyeron una propuesta que sigue generando valor para las personas, hemos comprobado cómo la innovación debe hacer parte de nuestra cotidianidad. Por eso, como resultado de esa constante experimentación en el 2018 decidimos crear un laboratorio de intra-emprendimiento para acompañar con metodología, en ambientes seguros y con conversaciones estratégicas a directivos y colaboradores de diferentes equipos de la organización y así, continuar haciéndonos preguntas, escuchando a los clientes, vigilando las tendencias tecnológicas y de industria, en resumen, buscando innovar con sentido, haciendo que ese propósito se vea reflejado en poder seguir siendo relevantes para más de 4 millones de usuarios y más de 13 mil colaboradores y aliados.
Por eso soy una convencida de que regresar al origen de la experimentación, les da a las empresas la oportunidad de renovar sus momentos de creatividad, repensar sus procesos, conectarse con el mercado y, sobre todo, empoderar a cada empleado en la posibilidad de innovar desde su lugar de trabajo, desde su círculo de influencia. Con esta reflexión en mente, quiero compartir cinco mensajes, que, de llevarlos a la realidad, generarán cambios importantes.
Primero: la innovación corporativa debe ser una practica diaria que permita entrenar, observar, aprender, conversar y crear, porque acudiendo al símil de las carreras, solo entrenando diariamente, estaremos listos para la maratón.
Segundo: la experimentación es la rutina de ese entrenamiento. Necesitamos tener espacios seguros, acompañados por la visión de la alta dirección, en los que fluya la experiencia, el conocimiento de la organización, la confianza en la capacidad de las personas, la humildad para desaprender, la curiosidad para refrescarnos y traer elementos nuevos y la disciplina y objetividad para reconocer los resultados sin juzgarlos como buenos o malos.
Tercero: es necesario reconocer el proceso. Sorprenderse con lo que el laboratorio revela de la cultura, el talento, los errores y las victorias con el fin de modelar permanentemente el futuro que se crea.
Cuarto: la innovación necesita nutrirse de diversidad y talento por lo tanto es indispensable conectar con personas internas y de otras latitudes, industrias referentes y desconocidas, inspirarnos, retarnos y encontrar en ese ecosistema aliados con un propósito común y ojalá con diferentes formas de hacer las cosas para aprender, enseñar y construir desde la empresa, para la sociedad.
Quinto: los laboratorios son un espacio para la innovación y para las personas, de allí que involucrarlas impacta poderosamente en la cultura, les hace pensar con ¿qué puedo experimentar?, ¿cómo puedo hacer mejor lo que estoy haciendo? y no porque esté mal, sino porque siempre se puede trascender de una forma mucho más eficiente.
En conclusión, los laboratorios están a disposición del propósito, pero no son el propósito. Entonces, el fin no es tener un laboratorio, el fin es un resultado que les sirve a las organizaciones para ser resilientes, aumentar su confianza, ser emprendedores seriales y construir en conjunto.