«Entender la educación financiera y económica como un compendio de instrumentos que democratizan el conocimiento financiero básico y lo aterrizan a realidades personales, cotidianas y del diario vivir es algo poderoso.»
Afirmar que la educación financiera es una de las herramientas que ayudaría a que la región de ese salto de calidad en la carrera por dejar de ser un compendio de naciones en vía de desarrollo puede llegar a sonar como algo fantasioso e incluso pretencioso si esta afirmación es dicha por alguien que trabaja en esta materia.
Sin embargo, cuando analizamos los indicadores de educación económica y financiera y comparamos estos entre las sociedades más desarrolladas y aquellas en vía de desarrollo, queda en evidencia que aquellas sociedades más desarrolladas tienen una mayor alfabetización financiera. Con esto no quiero afirmar, ni tengo como hacerlo, que existe una relación causa y efecto entre la educación financiera y el desarrollo social y económico de una sociedad; pero que es una herramienta transformacional poderosa no me queda ninguna duda.
Entender la educación financiera y económica como un compendio de instrumentos que democratizan el conocimiento financiero básico y lo aterrizan a realidades personales, cotidianas y del diario vivir es algo poderoso, ya que se le están dando herramientas a los individuos para que estos tomen mejores decisiones; y es este último factor el que deriva en mejoramiento de su entorno social más cercano.
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Uno de los tantos retos que enfrenta nuestra región es el poder implementar políticas públicas y privadas eficientes y eficaces en lo que respecta a la educación financiera y económica, sin embargo, no quiero desconocer los grandes pasos que se han dado en esta materia a pesar de que estos no se han dado en la velocidad que todos quisieran. Decir que no se ha avanzado en este aspecto es desconocer los esfuerzos hechos por los diferentes sectores que han trabajo en este sentido como los gobiernos nacionales, las entidades financieras y las organizaciones no gubernamentales.
A pesar de estos avances todavía queda mucho camino por recorrer y muchas alternativas por explorar e implementar, incluso muchas naciones de nuestra región todavía no tienen una política pública de educación financiera, factor que inquieta y hace más difícil los esfuerzos de los privados por llenar este vacío.
Estamos en un momento coyuntural que nos presenta muchos esfuerzos y retos, pero que también trae muchas oportunidades. El crecimiento de la industria Fintech, el que nuevos actores de otras industrias se involucren en la industria financiera, el que haya quedado de manifiesto la importancia de educarse financieramente tras la pandemia son hechos poderosos que aumentan la esperanza de que seamos una región más educada financieramente y que a final de cuentas seamos una sociedad más próspera.
Por último, me gustaría invitarlos al debate y preguntarles ¿Cuáles son las principales dificultades que ustedes ven en lo que respecta a educación financiera? y ¿Qué harían ustedes para mejorar la educación financiera en su región?
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Excelente artículo