“En el plano empresarial, es importante entender la sostenibilidad como la capacidad de anticipación, transformación y creación de valor de manera permanente, relevante y responsable, para enfrentar los retos del entorno a través de la gestión de las tendencias y riesgos actuales y emergentes, enfatizando en los impactos que genera el ser humano en la salud planetaria.”
El concepto de sostenibilidad como lo conocemos hoy ha dado pasos cortos en la historia de la humanidad. Fue en 1987 cuando apareció por primera vez, en el Informe Brundtland, elaborado por varios países para la ONU. En el texto, entre diferentes planteamientos, sus autores reconocen que “muchos de los actuales esfuerzos por conservar y mantener el progreso humano, satisfacer las necesidades humanas y realizar las ambiciones humanas son simplemente insostenibles” y al mismo tiempo, instan a la humanidad a lograr que el “desarrollo sea sostenible, duradero, o sea, asegurar que satisfaga las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las propias”. Este llamado, aún temprano, ratificaba que algo debía cambiar en la forma como las personas se relacionan con el planeta. Tanto individuos, como empresas y gobierno se ven aún ante la necesidad de asumir responsabilidad y responder a un llamado impostergable.
En el plano empresarial, es importante entender la sostenibilidad como la capacidad de anticipación, transformación y creación de valor de manera permanente, relevante y responsable, para enfrentar los retos del entorno a través de la gestión de las tendencias y riesgos actuales y emergentes, enfatizando en los impactos que genera el ser humano en la salud planetaria, concepto que surge como resultado de la interacción de las fuerzas transformacionales de la sociedad, el medio ambiente y la tecnología. Estas tendencias y riesgos representan oportunidades para las empresas en la medida en que sean oportunamente observados, valorados, gestionados y financiados. El desarrollo de esta visión implica, entonces, sintonizar la propuesta de valor, el modelo operativo, el respaldo financiero y la investigación y desarrollo de las compañías con un enfoque integral, de tal manera que aporten a la sostenibilidad de las sociedades donde operan, y estén alineadas con las necesidades de las personas, empresas, instituciones y el planeta. En ese sentido, y desde el sector del aseguramiento, es crucial abordar el sistema de gestión de tendencias y riesgos como una manera de entregar bienestar y competitividad sostenible.
La crisis sanitaria, social y económica de la pandemia, permitieron evidenciar la transgresión de algunas variables clave de los límites planetarios, de la tasa acelerada de pérdida de biodiversidad, de los cambios en los usos del suelo, del inadecuado relacionamiento con los ecosistemas y los animales, entre otros fenómenos, que transformaron el comportamiento de las enfermedades infecciosas hasta el punto de afectar la salud y el bienestar humano global de manera sistémica, alcanzando a nivel global un total de 234.609.003 casos confirmados y cerca de 4,962,054 casos en Colombia*, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud – (OMS).
*Última actualización: 4 de octubre de 2021
Al mismo tiempo, ratificaron la importancia de contar con una visión de tendencias que analice las situaciones coyunturales y que describa el contexto de los territorios en toda su integralidad, teniendo en cuenta los aspectos económicos, políticos, sociales y ambientales del entorno, al tiempo que también modela y entiende las tendencias en el largo plazo, para anticiparse y generar transformaciones oportunas que garanticen la sostenibilidad.
Reconocer estas causalidades y el carácter sistémico de los cambios, invita a las compañías a ser más creativas, a incentivar la cooperación, a realizar alianzas estratégicas y compromisos en pro del cumplimiento de la agenda 2030. Asimismo, a trabajar en la definición de indicadores y metas de contribución orientadas al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y a aliviar la presión sobre los sistemas de la Tierra.
Más allá de las particularidades de cada territorio, la gestión de riesgos puede incidir en mejorar las condiciones de vida de millones de personas, en impulsar la productividad de los trabajadores, la competitividad de las empresas y, sin duda, la sostenibilidad de los países. Es el momento para que las empresas y los empresarios de todo nivel reconozcamos la urgencia de desarrollar estrategias y objetivos en torno a un desarrollo sostenible, equilibrado y consciente de su propio impacto en la salud planetaria. También, enfocados en la construcción de oportunidades para la región, en el cierre de brechas y la generación de bienestar, lo cual, como un engranaje perfecto, aportará a la potencialización de cada actor de la sociedad y a garantizar su existencia a lo largo de los años.