«La Innovación Educativa se trata de ir más allá de lo habitual, de construir la educación que necesitamos para mejorar vidas, fortalecer competencias y enamorar a los estudiantes, para que dejen de estudiar porque tienen que hacerlo y sean más los que lo hagan motivados y por la pasión de aprender.»
Últimamente es muy común escuchar el término «Innovación Educativa» y aunque no está relacionado con la contingencia mundial por la que estamos pasando, es hasta obvio que en estos tiempos tomará mucha más fuerza. Ahora bien, es preocupante que a cualquier cambio que se quiera implementar en una institución, reciba este título, no sólo porque innovar conlleva muchas más acciones que modificar algo, sino porque hacer un mal uso del término, puede terminar por desvirtuar su valor y, peor aún, que muchas personas crean que se está innovando cuando nada está más lejos de la realidad.
Un ejemplo de esto es el hecho de que a la hora de virtualizar las clases, muchos asumieron que eso quería decir “enviemos correos para que los padres impriman las clases y las tareas; dictemos las clases de la misma forma de siempre, pero a través de una plataforma de vídeo-llamadas”. Algunos pensaron que virtualizar las clases tenía que ver con que sus alumnos recibieran una cantidad descomunal de información a través de WhatsApp; en fin, redujeron a su mínima expresión lo que implica virtualizar la educación y, por si eso fuera poco, asumieron y así mismo divulgaron, que estaban innovando.
Innovar es una suma de acciones que van desde el análisis de la situación, el objeto, la realidad y/o lo que se necesite cambiar, hasta la implementación de diferentes herramientas (no sólo tecnológicas). Requiere de un proceso que valide que se está dando un cambio sustancial e importante, además de tener muy claro el contexto, los recursos (no sólo económicos) con los que se cuenta y los que serán necesarios.
La Innovación Educativa tiene que responder a unos retos muy importantes que van mucho más allá de si damos clases en un salón o a través de Internet. Debemos pensar en las diferentes alternativas metodológicas que existen; en las nuevas tecnologías; en la buena, mala o inexistente conectividad de las regiones, tanto en Internet como en las vías; en si el plan se está diseñando para personas de ingresos altos o personas que no reciben ingresos; si estamos hablando de migrantes nacionales, migrantes internacionales, desplazados o locales; si en nuestro grupo tenemos personas con discapacidad; el tiempo de dedicación que estas personas pueden tener, no el que esperamos que tenga, y podría seguir mencionando factores que nos hacen entender que Innovación Educativa no es una fórmula mágica.
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Otro factor que es vital en un proceso de Innovación Educativa es el de los docentes. En este punto en particular, nos encontramos con por lo menos tres tipos de personas: Las que asumen el proceso con responsabilidad y logran generar cambios importantes en sus comunidades educativas o por lo menos en sus clases; las que quieren, pero realmente cuentan con recursos muy limitados y no consiguen la forma de lograrlo; y las que dicen que no entienden para qué tienen que cambiar su forma de dar las clases si siempre las han dictado igual.
Los primeros dos tipos de personas están logrando cambios importantes en la educación, no sólo desde el sector tecnológico, sino también en la ruralidad. El tercer tipo de persona es, sin duda alguna, un obstáculo para lograr los cambios que la educación está pidiendo a gritos, entre otras razones, porque encontramos a este tipo de personas, a todo nivel, desde los docentes hasta los que se encuentran en los cargos donde se toman las decisiones del más alto nivel.
En la actualidad, existe un factor que está acelerando, en algunos casos, la tarea de innovar dentro de algunas instituciones y es la famosa deserción escolar. La deserción se ha dado desde hace muchos años por temas económicos, así como por la dificultad en muchos casos de llegar a las instituciones. En otros casos más complejos se da porque desde muy niños, muchas personas tienen que trabajar. En esta lista también podemos hablar de temas culturales y hasta religiosos. A todas estas razones, se le ha ido sumando (y de forma bastante acelerada), la incorporación de alternativas educativas como el Homeschooling; la aparición de escuelas, centros de formación y universidades virtuales; la decepción por parte de muchas personas con el sistema educativo, que en algunos casos termina siendo un fracaso cuando los conocimientos adquiridos no están actualizados, no están aterrizados a la realidad de las regiones y las metodologías están tan generalizadas que no hay espacio para la formación del individuo.
La crisis por la que está pasando la educación es una crisis de conciencia y de voluntad, es una crisis que está debilitando a las instituciones educativas y que está haciendo cada vez más amplia la brecha entre quienes asumieron con responsabilidad la Innovación Educativa y los que siguen defendiendo a capa y espada las metodologías tradicionales.
La Innovación Educativa se trata de ir más allá de lo habitual, de construir la educación que necesitamos para mejorar vidas, fortalecer competencias y enamorar a los estudiantes, para que dejen de estudiar porque tienen que hacerlo y sean más los que lo hagan motivados y por la pasión de aprender.
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