En el ámbito empresarial, todos los negocios deben reclutar dos perfiles de profesionales en su planilla, el que tiene grado académico de bachiller técnico (egresados de los Institutos Técnicos), y bachiller profesional (egresados de las Escuelas de Educación Superior y las Universidades). Ambos perfiles no deben competir por un mismo puesto laboral, son complementarios en el trabajo; el primero facilita las soluciones y el segundo gestiona el proceso. Por eso es importante que las empresas definan bien los perfiles de sus posiciones y que haya consistencia al momento de contratar.
Por ejemplo, un egresado de la carrera técnica de Computación e Informática tiene la capacidad de desarrollar aplicaciones, y un egresado de la carrera universitaria de Ingeniería de Software tiene la capacidad de diseñar el proceso de implementación de software. Como se aprecia, sí hay una clara diferencia en los perfiles de egreso entre un profesional técnico de TI y un profesional universitario de TI.
Según el Banco Interamericano de Desarrollo (2020), el Perú requiere que el 93.5% de sus puestos de trabajo sean técnicos, para que el país sea más competitivo. La Política Nacional al 2030 dará más acceso a Institutos Técnicos y representan el 54% del estudiantado. Esto lleva al país a apostar por ambos perfiles de profesionales por igual, la educación superior técnica y la educación superior universitaria; y así lograr formar competencias relevantes y alineadas a cada necesidad del mercado laboral. De esta forma, existirán trayectorias laborales exitosas para los jóvenes a lo largo de sus vidas, y dentro de un contexto global de creación y transformación.
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Pero esta no sólo es una misión de las instituciones académicas, debe ser una misión conjunta con las empresas, el gobierno, y las familias (World Economic Forum, 2020). En economías desarrolladas como Alemania, Japón, Corea del Sur, Francia e Inglaterra, la formación técnica profesional ha tenido excelentes resultados en la empleabilidad, porque tienen como país, una política de trabajo orientada al sector productivo.
Este régimen transversal para todas las empresas, que implica el transformar, les ha creado competitividad y desarrollo sostenible a todos esos países. Si los países latinoamericanos desean dar un salto en su economía, saliendo de la comoditización y de proveer materias primas a otros países, es indispensable tener en las empresas el factor humano técnico que transforme.
En el ámbito social, en la mayoría de comunidades del Perú, las carreras técnicas también representan el poder acceder a la categoría de profesionalización y a la empleabilidad. Esto debido a que un estudiante de un Instituto Técnico puede terminar su carrera en 3 años, representando un más rápido retorno de su inversión; y en una Universidad una carrera sería de 5 años, por lo menos.
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