«Debemos prepararnos para entornos adversos mientras estamos “en tiempos de paz” e interiorizar la gestión de riesgos en nuestras actividades. De esta manera, no nos llevaremos sorpresas cuando sucedan las contingencias.»
El mundo no tenía previsto afrontar una crisis como la ocasionada por la pandemia del COVID-19. A consecuencia de ello, muchas organizaciones vieron comprometida su estabilidad económica y financiera, otras realizaron suspensiones temporales y en casos extremos tuvieron que cerrar operaciones de manera definitiva. Como todo proceso de mejora, es necesario identificar las causas por las que las organizaciones no tomaron previsiones o no supieron afrontar esta coyuntura. Así, concluí que todo apunta a la ausencia de una gestión de riesgos.
Por naturaleza, las compañías buscan desarrollarse y crecer en un mundo competitivo: identificar mercados potenciales y analizan oportunidades de negocio, y es porque su necesidad les exige. En términos estratégicos, impulsan las fortalezas y aprovechan las oportunidades de su matriz DAFO. Por otro lado, cuestiones negativas como las debilidades son mitigadas en procesos de innovación o mejora continua.
El problema surge cuando las amenazas no son tratadas adecuadamente, o peor aún, no son abordadas; y es porque creemos que los factores externos no tendrán impacto sustancial en la operatividad del negocio, confiándonos en nuestra reputación en el mercado o los altos niveles de ingresos que vemos en los reportes de ventas. Sin embargo, urge repensar y adoptar un enfoque preventivo en nuestro trabajo. Debemos prepararnos para entornos adversos mientras estamos “en tiempos de paz” e interiorizar la gestión de riesgos en nuestras actividades. De esta manera, no nos llevaremos sorpresas cuando sucedan las contingencias.
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Hay quienes creen que este trabajo significa invertir mucho tiempo y recursos, y que solo basta con un plan estratégico para abordar los riesgos. Lo segundo es en parte cierto, ya que para la formulación de un plan estratégico analizamos, además de otras cuestiones, el riesgo general del negocio. No obstante, considero que los siguientes pasos son útiles para una gestión eficaz de los riesgos:
- Puede empezar reuniéndose periódicamente con la alta dirección y personal clave de su organización, en donde se traten los nuevos riesgos detectados y el seguimiento a aquellos detectados anteriormente. Bastará por lo menos una reunión mensual.
- Mantenga información relacionada a su mercado y competidores. Además, analice con su equipo el contexto político, económico, social, tecnológico y legal según el giro de su negocio (de ser aplicable, agregue el aspecto medioambiental). Debata escenarios potenciales.
- Valore las tendencias, ya que estas pronostican los cambios en el entorno de su negocio.
- Recopile datos y estudios. Tome en cuenta que el análisis de datos debe ir acompañado de la intuición y juicio de los expertos de su organización.
- No descuide el análisis interno en el estudio de riesgos. Evalúe los recursos actuales y asigne un presupuesto coherente de reservas, sin escatimar.
- Valorice a alto nivel los riesgos en términos monetarios. Es útil para priorizar su tratamiento.
- Determine responsables para el seguimiento a cada riesgo, y empodérelos.
Gestionar riesgos es el arte que todo gerente debe dominar, y aporta alto valor a su negocio desde el primer día. Ayudará a reducir el impacto de los mismos cuando se materialicen.
La coyuntura actual es momentánea. Es más, cambiaría el término difundido “nueva normalidad” por “normalidad temporal”. Pero conviene una profunda reflexión sobre nuestra forma de trabajar. Seamos cautos y entendamos que las organizaciones están expuestas a riesgos; pocos de los cuales como la situación que estamos atravesando pueden tener alto impacto a su organización y a nivel global.
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