«Juntos podremos construir un nuevo modelo de desarrollo sostenible que sea viable para todos los habitantes de la tierra y nos permita sobreponernos al Covid-19, la recesión económica y el camino climático.»
El SARS-CoV-2 se erige hoy probablemente como la causa de la peor recesión económica global desde la gran depresión. Es también una llamada para despertar de la ilusión del crecimiento económico ilimitado sin respetar los límites del planeta y el consumo desenfrenado; al mismo tiempo que nos da la oportunidad de reflexionar sobre el verdadero significado de la humanidad, de lo que es en realidad el desarrollo sostenible en tiempos de pandemia y el renacer de una nueva utopía de la vida en el marco de un nuevo modelo de gobernanza global.
Es época de repensar nuestras definiciones actuales sobre desarrollo y transitar hacia un modelo económico más equitativo y sustentable caracterizado por una mayor coordinación regional e internacional para resolver las históricas desigualdades existentes y enfrentar el cambio climático.
En 1555, Tomás Moro escribió “Utopía” una obra magnifica que merece ser releída pues su legado filosófico es invaluable en tiempos de crisis global en el año 2020. Hay dos ideas centrales de la obra que deseo resaltar en esta columna:
– Primero, en la descripción de la república ideal se hace un llamado al abandono de la idea de posesión, propiedad privada, acumulación y avaricia que caracterizaba a los regímenes imperantes en Europa entonces y que se podría contrastar con el actual sistema capitalista que impera en el siglo XXI; sea el capitalismo liberal o el capitalismo político, se ha demostrado que es incapaz de resolver las inequidades crecientes en la región, la pobreza y las crecientes desigualdades.
En los últimos meses de aislamiento la constante ha sido la falta de coordinación global para encontrar una vacuna, tratamiento o método de diagnóstico y sobre todo un “pool” de tecnologías de libre acceso para poder fabricar y entregar sin restricciones a los países más afectados una vacuna que sea asequible.
En Utopía, Tomas Moro se pregunta: ¿Por qué se ha de pensar que aquel hombre tenga que pedir más de lo suficiente si está seguro de que nunca le faltará? Hoy no hay certeza de cuáles serán las cifras reales de crecimiento económico este año o si será posible hacer una apertura total de la economía, y es precisamente el estar a la deriva, lo que debería hacernos pensar en un nuevo modelo económico- social que no sea indiferente con el sufrimiento ajeno, con el hambre existente en el mundo y ponga freno a la ambición infinita y nos permita repensar las definiciones de bienestar, felicidad y crecimiento económico.
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-La segunda idea central en la obra de Moro que es imperante rescatar es que en Utopía no hay pobres ni mendigos, “aunque nadie tiene nada, todo el mundo es rico, pues ¿Qué mayor riqueza hay que vivir alegres y contentos (…) sin preocuparse de la propia manutención? su desprecio por la riqueza y su orden invertido de valores hace que “con el oro y la plata construyan normalmente los orinales” y que los presos o los criminales sean quienes porten los collares de oro y piedras preciosas como símbolo de repudio de la sociedad hacia su comportamiento, pues se es más libre y más feliz entre menos se atesore pues tiene más valor la libertad que el lujo y el atesoramiento de metales que son improductivos en sí mismos pues son extraídos de la tierra ya que es el hombre el que le ha atribuido valor y ha construido una ficción, simplemente por el hecho de ser bienes escasos entre las naciones.
Lo anterior me lleva a hacer una crítica breve al sistema actual de propiedad intelectual y en concreto al sistema de patentes, o de monopolios exclusivos y excluyentes para encontrar una cura para el Covid- 19 que amenaza con disminuir a la población actual y que constituye un reto de escala global como la anterior peste negra en el siglo XIV, la viruela, la gripe española o la plaga de Justiniano.
No hay suficiente investigación y desarrollo de mecanismos de diagnóstico, tratamiento o vacunas para el nuevo COVID-19 como tampoco cooperación internacional para la búsqueda conjunta de una posible vacuna en un término inferior a 12 meses ( incluso algunos países del norte global se oponen aun “pool” de tecnologías y al uso de flexibilidades existentes en acuerdos internacionales vinculantes ). La investigación debe orientarse al acceso y uso de quienes más lo necesiten y no en acumular regalías para unas pocas manos o países, es hora de repensar el sistema global de propiedad industrial con un enfoque de salud pública global y real solidaridad.
Lo que se debería hacer de manera urgente e inmediata es con el liderazgo de la OMS establecer un fondo internacional de todas las naciones para la búsqueda de una vacuna que por razones de salud pública global no debe ser objeto de apropiación o de patente exclusiva de una sola firma, corporación o nación pues estos son bienes púbicos globales. Esto permitiría realizar la investigación y desarrollo fundamental para garantizar el acceso global y sin restricciones para que sea posible producir y difundir una vacuna contra el Covid-19 en el menor tiempo posible a la población más afectada de manera oportuna y sin dilaciones.
Concluyo esta nota con una propuesta final sobre lo que he denominado el renacer de la utopía de la humanidad y del desarrollo sostenible inspirado en la sonata a Kreutzer de León Tolstoi. Para el escritor ruso: «sólo las personas que han usado ya su raciocinio para entender la vida y han renunciado al bienestar de la existencia individual, pueden entender el amor”. El ser humano tiene la capacidad de tener conciencia sobre sí mismo, sobre su lugar en el mundo y el impacto de sus decisiones y acciones individuales en el universo, es preciso renunciar al materialismo y reivindicar lo colectivo.
La parálisis de la civilización actual que experimentamos en el segundo trimestre de 2020 es una única oportunidad para corregir el curso equivocado que llevamos como humanidad y orientarlo hacia el feliz y tranquilo puerto de la solidaridad real, la cooperación armónica entre pueblos y la coherencia entre lo que pensamos y lo que hacemos para girar el curso de nuestro destino común. En el respeto por el ecosistema que compartimos todos es donde se encuentra la auténtica riqueza. Juntos podremos construir un nuevo modelo de desarrollo sostenible que sea viable para todos los habitantes de la tierra y nos permita sobreponernos al Covid-19, la recesión económica y el camino climático, al mismo tiempo que avanzamos hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que como humanidad compartimos para 2030.
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