«La empatía, la escucha, la capacidad de observar a otros y la mirada de conjunto permiten que las mujeres seamos líderes que unan equipos, saquen lo mejor de cada integrante y generen prosperidad para nuestras compañías.»
Hace un año, asumí un tremendo desafío para nuestra consultora: incorporar más mujeres en nuestros equipos de trabajo. Primero como gerenta de Operaciones y, ahora, como CEO de Continuum. Queríamos más diversidad. Más puntos de vista. Más ideas. Y estas mujeres –las que estaban desde antes y las que han llegado– se han vuelto protagonistas de la transformación en nuestra organización.
Si “la transformación no es otra cosa más que la capacidad de aprender y adaptarnos”, ellas nos demuestran en la práctica que cuentan con habilidades de sobra para liderar, desarrollarse en distintos escenarios y trabajar en equipo.
Por su disposición al cambio
En América Latina, las mujeres seguimos cumpliendo un rol importante en la familia. Somos jefas de hogar, llevamos sobre nuestros hombros la responsabilidad de generar ingresos, velamos por la educación de los hijos y cuidamos a nuestros adultos mayores.
Toda esta responsabilidad nos obliga a reinventarnos constantemente, lo que no solo se ha vuelto clave para nuestra supervivencia sino para la vida de quienes más nos importan. Un ejemplo de esta flexibilidad se nota en el aumento de mujeres que, ligadas al mundo de la salud, hoy se interesan en tecnología. Cada vez más enfermeras buscan una oportunidad como desarrolladoras. Dejar atrás años de universidad para estudiar algo nuevo y acceder a mejores oportunidades es una muestra de valentía y aceptación del cambio.
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Por su liderazgo
Mucho se habló del liderazgo femenino durante la pandemia. Conocido es el caso de Jacinta Arden. Gracias a una comunicación clara, transparente y tomando las decisiones adecuadas en el momento correcto, ella posicionó a Nueva Zelanda como referente en la gestión de la pandemia, con uno de los índices de contagios más bajos.
La empatía, la escucha, la capacidad de observar a otros y la mirada de conjunto permiten que las mujeres seamos líderes que unan equipos, saquen lo mejor de cada integrante y generen prosperidad para nuestras compañías.
El foco en el beneficio grupal más que el individual y la capacidad de cooperación creamos ambientes amables para la transformación.
Por su capacidad de trabajar en equipo
Para resolver las brechas de oportunidades que enfrentamos las mujeres y los frentes que debemos atender, aprendemos temprano a colaborar.
Un ejemplo es la empresa holandesa Buurtzorg, que revolucionó la atención a pacientes. El amor por la enfermería hizo que reinventaran el modelo de atención generando una organización centrada en el paciente. Trabajan junto a la comunidad y generan vínculos con pacientes, familias y cuidadores para cumplir su propósito: mejorar la calidad de vida de las personas.
Todo esto lo veo más allá de mi equipo: hoy tengo la dicha de contar entre mis clientes a organizaciones en proceso de transformación con fuertes liderazgos femeninos. Y la diferencia se nota, sobre todo, en la generación de espacios colaborativos y el foco en las personas.
Es que los procesos de transformación deben abordarse desde la diversidad. Y los resultados llegan solos. Hoy, lo puedo contar desde mi propia experiencia.
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