En la era de la información en la cual vivimos, no es ninguna novedad mencionar que cada vez se generan más datos, y cada vez contamos con menos tiempo para organizarlos, clasificarlos, interpretarlos y sacar provecho de ellos. Equipos electrónicos, electrodomésticos, máquinas modernas, y un sin fin de dispositivos generan datos, y por supuesto, también los sistemas y procesos de nuestras empresas.
Pero la interpretación de los datos no es ninguna novedad, dia a dia tomamos decisiones con información construida por datos, así sabemos por ejemplo en qué momento cargar combustible una vez que el medidor de nuestro automóvil nos lo indica, o en qué momento deberíamos tomar un paraguas cuando interpretamos la información que nos provee el servicio meteorológico. Las empresas, no son la excepción. Entonces,
¿Qué hacemos con los datos de nuestras empresas?
Lo primero que debemos saber es que existen plataformas que nos permiten transformar datos en conocimiento. Si bien resulta simple realizarlo en planillas de cálculo, el máximo potencial se obtiene mediante plataformas específicas de análisis de datos, que en la actualidad y según el cuadrante mágico de Gartner las mismas son Qlik, Power BI y Tableau. Todas tienen diferencias entre sí en cuanto a características, pero cualquiera de ellas permiten integrar datos, automatizar procesos de información y acceder al conocimiento valioso del negocio de manera rápida, simple y oportuna.
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En segundo lugar, es importante involucrar y preparar a la empresa para la transformación que conlleva la alfabetización de los datos. La adopción de herramientas y desarrollos de BI generan cambios de procesos, y por ende cambios en la manera que las personas leen, generan, interpretan y comparten conocimiento. Por ello involucrar a la empresa en este proceso, estableciendo un plan claro de implementación (acompañado de capacitaciones y objetivos) es crucial para el éxito del proceso de transformación. Decidida la herramienta y preparada la empresa;
¿Por dónde comenzamos?
El plan de trabajo (al menos el plan inicial) debe contemplar objetivos claros de desarrollo para cada área o unidad de negocio de la compañía. Una forma podría ser priorizando los informes principales de cada área, focalizando un proyecto inicial acotado a aquel conocimiento imprescindible que la organización requiere en cada una de sus áreas.
Una vez definido el plan, es importante realizar el trabajo inverso, donde a partir del resultado que se desea obtener, se analizan las tareas necesarias hasta llegar al dato base que se requiere. Si por ejemplo el objetivo es analizar el gasto real versus el presupuestado, primero entender el resultado final que se requiere, para luego ir en busca de los datos puntuales que alimentarán dicho objetivo. Desde la experiencia en proyectos de BI, es un error intentar cargar todos los datos de la empresa, analizar todos los procesos a la vez y abrir demasiados frentes de proyecto. Ir paso a paso en la construcción, permite ir ajustando no solo el desarrollo, sino también el impacto que genera la transformación en los procesos ya existentes en la compañía.
El camino a la empresa “Data Driven” no es un producto, sino un proceso que se debe ir completando a la par de la madurez que dicho cambio conlleva. Un proceso que vale la pena recorrer para conocer en profundidad la historia que nuestros datos nos quieren contar.
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