«La planificación se define en dos capas, la primera con enfoque estratégico que implica establecer los objetivos de mayor dimensión y la segunda capa con enfoque táctico, es decir, con objetivos propios de cada unidad empresarial.»
El machine learning, inteligencia artificial, computación cognitiva, automatización de procesos, trabajo colaborativo, el metaverso entre otras herramientas y estrategias, trazan caminos de una realidad difícil de predecir; esto significa que, en este momento la competencia ya adoptó o está por adoptar tecnología, talento humano mejor cualificado, optimizar sus procesos, desarrollar nuevos productos y servicios, etc.
Adicionalmente, el macroentorno en Latinoamérica muestra una cara con un sentido político de filosofía principalmente socialista con pocos vestigios dentro de la tendencia del capitalismo, esta conducta política tiene efectos en la dirección económica de la región, para añadir una variable exógena también relevante, Deloitte en uno de sus artículos resalta el cambio de política económica de la Reserva Federal y el incremento de la tasa de interés entre 3,75% y 4%, confluyendo con la devaluación de diferentes monedas latinoamericanas para crear un escenario de incertidumbre, sobre el cual hablamos especulativamente de una inminente recesión.
Ante estas condiciones, la pregunta de los empresarios es ¿Qué hacer? Citando a Peter Drucker, “la mejor manera de predecir el futuro es creándolo”, pero para crear un futuro deseado es preciso comprender ¿A dónde ir? ¿Qué queremos crear? ¿Cuáles son los objetivos empresariales de mayor prioridad y cómo alcanzarlos? Todas estas preguntas pueden ser contestadas aplicando diferentes metodologías que faciliten la toma de decisiones.
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El proceso más idóneo comprende: Definir el plazo de ejecución de la planificación; identificar las variables externas e internas de mayor relevancia considerando la posibilidad de ocurrencia o impacto en la organización; plantear una filosofía organizacional que sea fácil de entender y trabajar arduamente para que se alcance; determinar cómo se va a controlar el cumplimiento de las metas contemplando plazos de ejecución; identificar las herramientas y adopción digital que se realizará a lo largo del tiempo; capacitar al talento humano, contratar nuevos colaboradores clave para llevar adelante la estrategia, crear un equipo que permita llevar a cabo las transformaciones previstas; asignar los recursos necesarios para que las estrategias puedan ser operativizadas y finalmente controlar de manera responsable y metódica el cumplimiento de las actividades priorizadas.
La planificación se define en dos capas, la primera con enfoque estratégico que implica establecer los objetivos de mayor dimensión en la organización con incidencia transversal entre las unidades directivas, administrativas y operativas; la segunda capa con enfoque táctico, es decir, con objetivos propios de cada unidad empresarial.
Para terminar, la preparación ante eventos adversos como catástrofes naturales, pandemias, conmoción civil, o cualquier otro evento de alto impacto se constituye en una prioridad. La pandemia por COVID 19 nos enseñó que la falta de previsión puede causar grandes desajustes a las empresas; por tanto, contar con fondos previsionales, planes de contingencia, realizar simulacros, serán acciones que deberán considerarse durante el proceso de planificación.
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